Hiperplasia prostática: ¿Qué es y cómo puedo tratarla?

Hiperplasia prostática: ¿Qué es y cómo puedo tratarla?

octubre 17, 2020 0 Por comunicados

La próstata es uno de los órganos masculinos que está presente en la mayoría de los mamíferos, y posee múltiples funciones, entre ellas la de expulsar el semen mediante la uretra, y también evitar que el contenido de la vejiga sea expulsado inconscientemente durante el proceso del coito, por lo cual se podría decir que funciona como una especie de segunda vejiga.

Sin embargo, llega un punto en la edad madura donde puede aparecer la hiperplasia próstata, que aunque es un proceso benigno que la mayoría, sino todos los hombres pasan por el, puede llegar a tener efectos molestos en la calidad de vida si no se atiende a tiempo.

Esta condición es, en pocas palabras, un agrandamiento o hipertrofia de la glándula prostática, y ocurre ya cuando los hombres comienzan a llegar al proceso de los cincuenta años a más, y debido a su ubicación debajo de la vejiga urinaria, su crecimiento puede obstruir el flujo de orina considerablemente.

Aunque es un proceso que comienza cuando los hombres llegan a los cincuenta años, existe un 90% de probabilidades que ocurra cuando se lleguen a los setenta años, por lo cual se recomienda hacer un seguimiento constante con el urólogo, el especialista encargado de cualquier patología que pueda afectar el sistema urinario.

Síntomas de la Hiperplasia Próstata

Cómo se menciona anteriormente, la próstata está ubicada debajo y a la salida de la vejiga, por lo cual una inflamación o agrandamiento en su tamaño puede resultar en un vaciado incompleto de orina, lo cual nos llevaría a tener en múltiples momentos del día ganas de miccionar, especialmente durante la noche.

Estás ganas incontrolables pueden derivar en la urgencia, ya que estaríamos hablando más de un proceso psicológico vinculado al temor de orinar sobre nosotros mismos en cualquier situación. Y al momento de ir al baño el flujo de orina puede ser deficiente o débil, en comparación con otros momentos de nuestra vida cuando la orina era expulsada con total normalidad.

Sin embargo, estos son algunos de los síntomas más leves que pueden aparecer cuando se presenta la hiperplasia prostática, ya que cuando no se atiende a tiempo, los síntomas pueden ser más graves, como infección en las vías urinales debido a que no se expulsa por completo la orina, sangre al momento de miccionar, se pueden estrechar los canales de la uretra, e incluso se pueden generar cálculos en los riñones, siendo uno de los síntomas más graves aunado al cáncer de próstata.

Esta condición no tiene una causa específica descubierta en la actualidad, sin embargo, se asocia a los cambios de las hormonas sexuales cuando el hombre envejece, y por eso reiteramos que se debe asistir a un especialista cuando ya se cumplen cuarenta años.

Procesos de diagnóstico y tratamiento recomendado

Generalmente, el proceso diagnóstico más conocido por los entes sociales, es el tacto rectal, un procedimiento mediante el cual el médico especialista introduce un dedo en el recto, y palpa la próstata, para de este modo verificar el tamaño actual de la misma. También se pueden realizar otros procedimientos acordé a los síntomas que presente la persona, como un registro de las micciones realizadas en 24 horas, o una prueba del flujo urinario, donde la persona orina en un recipiente que está conectado a una máquina capaz de medir la fuerza y la cantidad del flujo urinario.

El tratamiento dependerá del tamaño actual de la próstata, si posees otras comorbilidades, la edad en la cual se te realice el diagnóstico, y el nivel de las molestias que estés presentando. Cada hombre presenta esta condición de forma diferente, por lo cual a algunos pueden pasarle los efectos sin algún tipo de tratamiento externo.

Un procedimiento que está dando mucho de que hablar, es la embolización de la arteria prostática, o EAP, que tiene como finalidad reducir el tamaño y aliviar los síntomas urinarios. Este procedimiento es mínimamente invasivo, y toma menor tiempo llevarlo a cabo que otros procedimientos, aunado a que reduce los riesgos considerablemente de efectos secundarios sexuales. Los efectos secundarios que han manifestado son micciones frecuentes, dolor en la zona de la pelvis, sangre al momento de orinar o en las heces, y en algunos casos particulares, diarrea.